¿Reconoces esa sensación de confusión cuando parece que a pesar de que todo lo externo está bien, está funcionando y ahora mismo no hay grandes preocupaciones, sin embargo te sientes insatisfecha/o?
Nos podemos preguntar cómo es posible que ahora, justo cuando ha llegado la calma, estamos bien en nuestro trabajo, no hay aparentemente nada descolocado en nuestra vida, no nos podemos librar de una sensación que parece que no nos permite disfrutarlo.
Tras observar este proceso durante tiempo, lo que he visto que es que existe una memoria emocional. Durante el tiempo en el que hemos estado sumergidas/os en la batalla, toda nuestra energía estaba puesta en superar ese obstáculo, no nos podíamos casi permitir sentir todas las emociones que estaban surgiendo dentro de nosotras/os.
Es después, pasado un tiempo, cuando, parece que de una manera muy inteligente, nuestra mente y nuestro cuerpo deciden que ese es el momento justo, en el que ahora ya estamos disponibles para prestar atención a esa parte de nosotros que quedó herida en aquella batalla.
A veces lo rechazamos, conseguimos apartarlo de nuevo, pero es posible que llegue el momento en el que nuestro cuerpo suba el volumen lo suficiente para que ya no podamos escuchar el resto de cosas.
Y nos obligue de alguna manera a hacer una pausa.