Hoy quiero hablarte de la reciprocidad en las relaciones ya que es un importante regulador de tu sistema nervioso autónomo.
Según Stephen Porges:
“La reciprocidad y la inversión espontánea de los roles de dar y recibir son características positivas de las relaciones sólidas…Por el contrario, la falta de reciprocidad suele indicar relaciones angustiadas y vulnerables.”
Cuando hay reciprocidad, es decir un equilibrio en la relación entre el dar y recibir, los sistemas nerviosos de esas dos personas establecen una conexión de ida y vuelta.
Si pensamos en la reciprocidad estaremos poniendo luz a la dinámica que hay en nuestra relación. Y podremos observarla a través de indicadores en momentos individuales como el respeto a los turnos de hablar y escuchar, por ejemplo.
Pero esos momentos no cuentan la historia completa de una relación ya que las circunstancias a menudo rompen el equilibrio relacional.
“Una persona tiene más necesidades en un momento dado y la otra aparece aportando la energía reguladora hasta que haya un retorno a la reciprocidad” – Deb Dana.
En la mayoría de las relaciones el equilibrio se inclina temporalmente y se vuelve a alinear y luego se inclina de nuevo. Esta desigualdad intermitente hace mella en la relación. En otras relaciones, este desequilibrio entre el dar y el recibir se da con más frecuencia y surge un patrón en el que las necesidades de una persona parecen tener preferencia sobre las de otro.
Una relación de este tipo resulta agotadora y la persona que no recibe va sintiéndose cada vez más desconectada con los efectos que eso conlleva para su salud física y emocional.
Y sabemos que el dolor emocional provocado por la desconexión y la exclusión social activa las mismas vías de dolor que las experiencias de daño físico (Eisenberger, 2012).
Esto mantenido en el tiempo hace que nuestro sistema nervioso autónomo solitario se mueva en los patrones habituales de defensa adaptativa para protegerse del dolor de la soledad.
Lo que quiere decir que cada vez le resultará más difícil recibir, dejará de esperar nada de los otros y perderá la capacidad de pedir cuando lo necesita.
Te invito a partir de hoy a abrir tu curiosidad a la reciprocidad en tus relaciones.
Estos patrones relacionales muchas veces cuentan tu historia de vida, sobre todo cuentan las relaciones con tus cuidadores cuando eras pequeño y son reversibles.
Todavía estás a tiempo de ser capaz de volver a la regulación y experimentar unas relaciones equilibradas y satisfactorias.
El primer paso, como siempre, hacerte consciente de dónde estás ahora y de a dónde te gustaría ir.